viernes, 29 de abril de 2016

Adrenalina en versos

 

Responder las preguntas de un examen bajo la presión del reloj, es una experiencia que quien más, quien menos, ha experimentado alguna vez. Pero cuando se trata de escribir un texto con caracter literario; ya se sabe que las musas son huidizas y caprichosas, y si encima les metemos prisa: lo más seguro es que se esfumen dejando como mucho un folio emborronado, o una pantalla con el cursor insidiosamente parpadeante.

Escribir este post en vivo y en directo y con un cronómetro marcando el ritmo; sería una experiencia que nos vamos a ahorrar. Para agobiarse escribiendo, ¿no están ya las redes sociales y su proverbial facilidad para meter la pata?

Pero para los participantes en las Jam sessions que organiza el proyecto de Marcos Xalabardet, Escritura en vivo, lo de la premura y la improvisación a la hora de escribir se transforma en estímulo, en lugar de incordio. El término Jam session, como todo amante del jazz sabe, proviene de esas reuniones entre músicos que improvisan; y que a algunos les pueden parecer una maravilla, cuando hay auténtico talento y hallazgos felices, y a otros una agonía que se alarga eternamente.

Participantes en el VI Slam de escritura organizado por Escritura en vivo


Como reza en su web, Escritura en vivo busca fomentar la lectura y la escritura en personas de todas las edades y países. La Jam de escritura importa la idea desde Argentina, se trata de los combates entre púgiles literarios enmascarados, a los que se le dan tres palabras y cinco minutos para improvisar una historia. Ya hablamos de ello en Luchalibro (que así se denomina en Argentina); algo que llevan haciendo en Canarias desde 2012.





Pero el proyecto Escritura en vivo ofrece nuevas posibilidades, que nos están haciendo salivar (por decir algo) pensando en lo bien que quedarían en cualquier biblioteca. Así podríamos organizar desde un Improtext, a un Concertext, o un Texteatro:

  • Improtext consiste en improvisar historias el escritor junto a un músico.
  • Concertext se trata de un concierto de escritores, en el cual los literatos improvisan historias a petición del público. 
  • Texteatr, una evolución del Concertext que implica representación del texto.

Si ya de por sí los 140 caracteres de un tuit implican presión, hay que gustar de emociones fuertes para participar en una Slam de Escritura. El Slam es un competición entre escritores que improvisan a lo largo de diferentes rondas en las que ponen a prueba su creatividad. El público otorga las puntuaciones y proclama al campeón.

Para añadir un poco más de presión (por si no era ya suficiente) se proponen diferentes pruebas: desde escribir a partir de olores, hacer retratos en vivo de alguien del público o poner subtítulos a una película en directo.

Las semejanzas con las batallas de gallos del hip hop son evidentes, pero si nos ponemos a recordar, también tendríamos que citar un antecedente que no sabemos si a muchos de los participantes agradaría: el humorista Moncho Borrajo. Probablemente, los referentes de Eloy Fernández Porta y el representante del movimiento literario Generación Nocilla, Agustín Fernández Mallo, que componen el dúo de spoken word Fernández y Fernández: resultarán mucho más cool.

Fernández y Fernández (Eloy Fernández Porta y Agustín Fernández Mallo)
en plena actuación

Sea como sea, convertir la literatura en una competición puede resultar divertido siempre que se tome como juego. La buena literatura requiere de reflexión y tiempo; pero este tipo de eventos que estimulan la lectura y la creatividad deberían convertirse en clásicos dentro de las programaciones de actividades culturales de cualquier biblioteca.

Si todos estos eventos de improvisación literaria en vivo tienen una gran deuda con el hip hop; a su vez, los intérpretes de hip hop que quieren superarse y no quedarse en puro cliché, saben que su fuente ha de ser la literatura. Una justicia poética que ha puesto cada cosa en su sitio, y que hace que los extremos se toquen; y así los cantautores de los 70 (que tanto hicieron por popularizar la literatura a través de la música) encuentran sus insospechados sucesores en los gallos del hip hop.

A Kendrik Lamar ya no hay quien lo pare, ya se habla de él como el Bob Dylan del siglo XXI, la gran esperanza negra. Su último disco To Bimp a Butterfly, según los medios más exigentes está llamado a ser un clásico del nuevo siglo, por su calidad y fuerte carga social en letras y temáticas. No es improvisación, pero da idea de hasta dónde puede llegar la creación cuando se deja libre.


2 comentarios:

Luis Sánchez dijo...

En Murcia tenemos algo parecido dentro de los Lunes Literarios del café Zalacaín. Tres o cuatro veces al año la noche se dedica a un concurso de microrrelatos donde, dado un tema, hay que escribir un texto de 50 palabras, ni una más ni una menos, y son leídos por el micro para que el jurado los valore.
Al final es un recital de veinte o treinta autores donde quién gana es lo de menos :-)

El blog de la BRMU dijo...

Pues es cierto, sabíamos de la gran actividad literaria en el Zalacaín, pero no de esa no competición. Que el hecho de disfrutar de la escritura y la lectura reste toda la importancia a quien gana, es un aliciente mayor. Gracias por recordárnoslo Luis, para apuntarlo en la agenda cultural.