lunes, 29 de febrero de 2016

puZle 2016 [enero]

Rómpete la cabeza pinchando en las letras verdes


Por no seguir mareando después de tres años de centrifugados, este 2016 vamos a afrontarlo rompiéndonos la cabeza para seguir intentando encontrarle un sentido a lo que cada mes da de sí este blog.

No es la primera vez que en publicaciones sobre neurología se ensalzan los beneficios, tanto para niños como para adultos: de la lectura, la escritura y los juegos tipo rompecabezas, para mantenerse activo mentalmente, y prevenir enfermedades como el Alhzeimer. Así pues, no necesitamos excusa alguna para desterrar a los centrifugados, y empezar una esquina de lo que será la imagen final de este 2016.

El primer mes del bisiesto 2016 no nos lo pone muy fácil; no tiene muchas piezas, pero va a costar un poco encajarlas. La primera pieza era de tonos oscuros, de esas de difícil ubicación, porque siempre se hace arduo encajar que un espacio cultural cierre sus puertas. La súbita desaparición de Espacio Pático nos llevó a una reivindicación de los espacios urbanos de nuestra ciudad (y por extensión de todas las ciudades que amemos) como parte de la historia sentimental de cada uno.



Y como las malas noticias nunca vienen solas, tan sólo tres días después: otra desaparición nos sacudía nada más abrir los ojos. David Bowie, uno de las figuras que más hemos glosado y reverenciado en este blog, se iba definitivamente a su planeta dejándonos huérfanos de su inmenso talento. Lo único positivo, más allá de su obra, es su capacidad para inspirar a los demás. La tristeza por su muerte nos sirvió para reivindicar a la lectura y a las bibliotecas aún con más fundamento en Bibliotecarios con apetito sexual, bibliotecas camaleónicas.


Y encadenando pieza con pieza llegamos a encontrarle algún sentido a las reacciones tan extrañas que tiene la gente en las redes sociales, ante hechos como la muerte de una celebridad. No llegó a estudio sociológico, pero la pieza que correspondería al post sobre el pudor de las efemérides nos dio mucho juego, y hasta sirvió para homenajear a la que posiblemente sea la peor cantante de ópera del mundo.

La pieza incómoda, la que no encaja, la que les da mil vueltas sin saber muy bien donde ponerla: no porque no tenga su sitio, sino porque obliga a pararnos un poco y replantearnos las cosas vino con: No es biblioteca para viejos. Con ella reivindicamos el lugar que se merecen tanto nuestros mayores, como nuestros pequeños: sin dejarnos llevar por el ritmo estresante al que quieren someternos los tiempos.


La última pieza del puzle de enero nos llevaba de viaje en un tren bala al encefalograma plano: elegir la estación en la que bajarse antes de llegar a tan indesable destino, sólo dependía del interés por la cultura de cada uno.

Nosotros, a finales de marzo, volveremos a intentar recomponer las piezas de lo que haya acontecido en febrero: a ver si poco a poco, de tanto rompernos la cabeza, encontramos nuevas visiones, nuevas perspectiva que vayan dando sentido a nuestro relato.Aunque sabemos a ciencia cierta, que el único que puede darle sentido, eres tú lector.


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