lunes, 27 de julio de 2015

El aura y Spotify

El logo de la mítica compañía discográfica: La voz de su amo


Walter Benjamin falleció en 1940, por lo que difícilmente podía prever lo que iba a suceder con la industria de la música casi un siglo después. Pero sin ánimo de profetizar nada, el filósofo y ensayista alemán más amado por las nuevas generaciones, ya dejó claro en la primera y convulsa mitad del siglo XX, lo que iba a acontecer con la música a partir de entonces.




Totalmente desacralizada, manufacturada, y expoliada su aura, la experiencia musical que en los siglos precedentes suponía toda una liturgia, un acto exclusivo y único: se convertía en objeto de usar y tirar a partir del momento en que el gramófono permitía reproducirla una y otra vez en el salón de casa. Así que no es de extrañar que la primera industria que ha quedado herida de muerte ante el empuje tecnológico, haya sido precisamente la de la música. La industria del cine le siguió (el todopoderoso productor Harvey Weinstein declaraba hace poco que: "cuando alguien ve una película en un móvil solo te queda llorar"); y ahora es la industria editorial, la última por ser alcanzada por la onda expansiva de lo digital.

¿Será por eso que la gastronomía y la moda ocupan cada vez más espacios en los medios? En el texto de presentación de Fernando Aliaga en nuestra Pasarela BRMU, sosteníamos que las sociedades necesitan rituales, y tanto la moda como la gastronomía resultan efímeros, consumibles y altamente ritualizables. ¿Los chefs y los diseñadores han venido a competir con las estrellas del rock y del cine?

Pero elucubraciones aparte, el promotor Pino Sagliocco, todo un referente durante las últimas décadas, se lamentaba en una entrevista de la falta de renovación generacional entre las grandes estrellas internacionales de la música. Décadas después de su irrupción, los únicos que siguen agotando las entradas en los macroconciertos de estadio son bandas como U2, AC/DC, Los Rolling o Madonna. Figuras marginadas en las radios comerciales anglosajonas, que excluyen a todo artista que supere los 40; pero que preservan aún el estatus de sumos sacerdotes para feligreses de todo el mundo.

Ya no hay presupuesto para grandes vídeos, y el streaming o los politonos hacen que consumir música se parezca cada vez más a comer pipas. Los festivales de música siguen gozando de muy buena salud; pero muchas veces, se confunde el genuino amor por la música en directo, con la sospecha de servir como mera excusa para un macrobotellón. Como contrapartida,  el aumento de ventas de vinilos supone un movimiento de resistencia a todo esto, que deja claro que en estos tiempos vertiginosos: a cada tendencia le acompaña su movimiento de resistencia.





Por todo eso, resulta tan interesante el Mapa Musical de las Ciudades del Mundo, que ha publicado la plataforma Spotify, y que desvela lo que más se escucha en las ciudades de tres continentes. Una estupenda manera de perder el tiempo, ir pinchando en las mil ciudades que aparecen señaladas en el mapa, e indagar sobre qué tipo de música copa los primeros puestos. Y es un buen ejercicio, porque en contra de lo que pudiera pensarse, tras dejar claro que el género que más se escucha en general es el hip hop; Spotify ha discriminado en cada ciudad lo que la distingue del resto, lo cual depara no pocas sorpresas.

Y una de ellas, es que entre esas mil ciudades se encuentra Murcia. ¿Qué se escucha en Murcia a través de Spotify? David Bisbal aparece, pero prácticamente como solitario representante de su estilo de música. El listado está dominado por grupos indies, y por una evidente querencia por la tierra.

Los grupos murcianos Varry Brava, Viva Suecia, Second, comparten puestos con Lori Meyers, Supersubmarina, Izal o Robe. Es una buena noticia que los usuarios de Spotify en Murcia, apoyen la escena local; ya hemos hablado en varias ocasiones de la estupenda época que está viviendo la música con denominación de origen murciana; y esa acogida por parte de los melómanos murcianos, siempre es positiva.



La alucinante Hyundai Car Libray of Music de Seul

Y es que por mucho que se desacralice, que pierda el aura, o que determinadas formas de consumo la maltraten: la evidencia es que no podemos vivir sin música. Sólo hay que mirar una vez más a una de las potencias emergentes que más lecciones nos dan en su defensa de las bibliotecas: Corea del Sur. La Hyundai Car Library de Seul, abrió sus puertas recientemente para ofrecer sus más de 10.000 vinilos, en la que es desde ya, la biblioteca dedicada a la música más grande del mundo. Un alucinante espacio con todos los estilos de música imaginables, que se puede escuchar en tocadiscos disponibles para el público.

En la BRMU (aunque ya dijimos que Queremos ser surcoreanos) no podemos aspirar a tanto, pero en lo que respecta al momento musical que está viviendo Murcia; estamos pendientes de lo que se va editando, para así conservarlo en nuestra sección de Fondo Regional, al tiempo que se disponen ejemplares para el préstamo en nuestra Mediateca.

Pero queremos ir más allá, estamos fraguando un proyecto sobre música hecha aquí durante las últimas décadas, que esperamos que pueda ver la luz con el nuevo curso. De momento, hasta aquí podemos leer. Mientras tanto, nos conformamos con disfrutarla, a ver si así conseguimos recomponer en algo ese aura de respeto que toda disciplina creativa se merece.





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