jueves, 6 de marzo de 2014

Retorcidamente pirómanos

La guardiana de la biblioteca clandestina de Farenheit 451, inmolándose con sus libros

Como cada mes de marzo, Valencia se llena de estruendo, pólvora y fuego. Las fallas ocupan plazas y calles, y este año (como todos, pero últimamente mucho más) los asuntos que darán forma a los ninots reclaman más que nunca al fuego, para exorcizar tanto pájaro de mal agüero como nos sobrevuela.

Ninot de la princesa y la rana de la Bibliofalla
Hablando de fallas queremos ahorrarnos las metáforas baratas sobre el poder purificador del fuego, el ave Fénix, o el mitológico robo por parte de Prometeo. Mejor nos centramos en la iniciativa que ha tenido la Falla de la valenciana plaza de Sant Joan en Xirivella, que han erigido una bibliofalla.

Se trata de una falla infantil de inspiración bibliotecaria, con libros reales en sus estanterías para que los niños puedan llevárselos prestados a casa. Cada ninot tiene un código BIDI que al leerlo con un dispositivo móvil, da acceso a la versión digital de la obra literaria que representa el ninot. Finalmente, la noche de la cremà, siguiendo la tradición, se quemará la falla, pero no los libros, que pasarán a formar parte de los fondos de una biblioteca del barrio.


Una idea estupenda para incluir el fomento de la lectura en
las fiestas populares. No estaría mal que nuestros sardineros tomaran nota, y junto a pitos, pelotas o sardinas de plástico, se decidieran por incorporar libros para obsequiar. Ahí lo dejamos.

Pero volviendo al fuego, la relación entre libros y fuego ha sido de lo más cercana a lo largo de los siglos. Desde el incendio de la Biblioteca de Alejandría, al Index librorum prohibitorum, (que no nos queda tan lejano: en las bibliotecas escolares de Michigan se prohibió el Diario de Ana Frank por sus sugerencias ¿¡eróticas!?), pasando por la quema masiva de libros decadentes por los nazis, o las hogueras de cómics en los años 50 estadounidenses.

Madres norteamericanas de los 50 supervisando que sus retoños
arrojen sus colecciones de tebeos a la hoguera



Como ladraban los Prodigy en los 90 con su tema Firestarter: “soy pirómano, un retorcido pirómano”. La peligrosa fascinación por el fuego con toda su simbología: desde Fahrenheit 451 a En busca del fuego. En la novela de Bradbury, el fuego como destructor de la cultura, y en la película de Jean Jacques Annaud, el fuego como elemento civilizador.

La antorcha humana


También podríamos remitirnos a The Doors, con su clásico Light my fire (lo que todos deseamos cuando nos enfrentamos a un libro por leer, una película por ver, o una música por escuchar: que prenda en nuestra imaginación, aunque el sentido de la letra del grupo de Morrison no fuera por ahí), pero vamos a jugar a algo más experimental y relajante para concluir.

Con el sugestivo título de Fuego camina conmigo, David Lynch dio continuación cinematográfica a su mítica serie Twin Peaks. Lynch últimamente más volcado en su faceta musical, editó un disco con la actriz-cantante Chrysta Bell. Su tema Angel Star tiene un vídeo en la red, que tiene algo que ver con el exasperante film de Andy Warhol: Sleep (Dormir), en el que durante 6 horas lo único que se veía era a un hombre dormir.

Idea que muchos años después la artista Sam Taylor-Wood (elegida para adaptar al cine las populares 50 sombras de Grey: un combustible ideal para muchos), retomó con el mismísimo David Beckham, jugando con la vulnerabilidad de alguien con una imagen tan mediática y expuesta como la del futbolista.

Observando el sueño de David

Música e imagen son pura contemplación, como cuando mirábamos el fuego de niños, y los adultos nos advertían de que terminaríamos mojando la cama, y pese a la eventual vergüenza, seguíamos absortos con ello. A un estado parecido te induce este vídeo, lo miras hipnotizado o desesperado, esperando que pase algo sorprendente, tan sorprendente, como que abra los ojos y su mirada vuelva a descubrirnos el mundo.




[Si has visto el vídeo entero, y pese a todo no nos mandas a freír espárragos, es que realmente te gusta este blog]

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La verdad es que estoy perpleja.

Cómo se puede mezclar las fallas, los sardineros, 50 sombras de Gray y David Lynch y que quede todo quede tan estupendo y armonizado!

Quizá los que tenemos una edad y disfrutamos en su momento con Twin Peaks, con su trama y su banda sonora seamos, capaces también de encontrar irresistible el placer de la contemplación o simplemente se nace con esa percepción de las cosas.

En cualquier caso, el vídeo no es para mandar a nadie a freír espárragos en todo caso si para darle un abrazo.

El blog de la BRMU dijo...

Ciertamente tenemos un cierto estilo coctelera a la hora de mezclar asuntos. Pero es que una cosa va llevando a la otra, aunque hasta nosotros mismos nos sorprendemos a veces de a donde nos llevan las asociaciones entre ideas.

Twin Peaks es disfrutable siempre, pero es cierto que para los que tuvimos la suerte de descubrirla en su momento, siempre será inolvidable.

Y muchas gracias por lo que dices. Un abrazo de la BRMU para ti.