miércoles, 19 de diciembre de 2012

Armas cargadas de futuro

Revolver de huesos del artista Francois Robert

La espeluznante nueva matanza en un centro educativo en los Estados Unidos, ha reabierto un debate candente que nunca termina de cerrarse, porque cada poco, vuelve a actualizarse con macabra insistencia. Es frustrante como determinados sectores recurren a mil argumentos con tal de defender tradiciones o hábitos, que el progreso ha dejado anquilosados; y que con un erróneo sentido de la libertad, defienden como seña de identidad de un país o una cultura.

La mítica del lejano oeste es un placer en los western de Hollywood, pero un anacronismo perverso en pleno siglo XXI. Para los que defienden tan enconadamente el derecho a portar armas, la cita de Esquilo de que la violencia engendra violencia no es más que un signo de debilidad, para una nación llamada a dominar el planeta. Y como muestra, una nueva paradoja en ese país, tan admirable en tantos otros aspectos.




Hace unos meses, algunas voces se elevaron para manifestar su preocupación por la presencia de armas en las bibliotecas públicas, que en algunos casos resultaba especialmente alarmante. Pese a ello, la Corte de Apelaciones del estado de Michigan dictaminó que no se puede prohibir que la gente porte armas en sus visitas a las bibliotecas. Dando aires de esta manera a la organización Michigan Open Carry, que defiende y promueve el derecho a portar armas en todo lugar y circunstancia, y que no tuvo mejor idea para sensibilizar a los ciudadanos sobre los fines de su organización: que llevar abiertamente armas en sus visitas a la Biblioteca del Distrito (aunque utilizar lo de sensibilizar en este caso, suene casi a un oxímoron).


Entrañable marcha de miembros de la Michigan Open Carry

Las autoridades locales, ante la preocupación de otros tantos sectores de la población, que denunciaron ese exhibicionismo armamentístico en toda circunstancia y lugar: solo han podido argumentar que legislar sobre este tipo de cuestiones corresponde a instancias gubernamentales de índole nacional, por lo que las amables amas de casa que acuden al supermercado o a la biblioteca a hacer los deberes con sus hijos con el revolver a la cintura, están en todo su derecho.


Armería con nombre denunciable: la Biblioteca de la pistola

Las únicas armas que nos gustan son las
diseñadas por Robert The

Espeluznante pero cierto. A nuestra biblioteca si la elige algún colectivo para reivindicar sus derechos, que sea para otras causas.. Nosotros antes que armarnos hasta los dientes, preferimos recurrir a la poesía, y si Gabriel Celaya escribió que la poesía era un arma cargada de futuro, nosotros nos lo apropiamos, para proclamar que las bibliotecas somos armas cargadas de futuro.

Y cerramos una vez más con Nancy Sinatra. No podía ser más idóneo este tema que Tarantino rescató para Kill Bill, y que transmite toda la melancolía que cala en el ánimo ante noticias y actitudes, como las que recogemos en este post.



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