lunes, 23 de abril de 2012

Yo no quiero trabajar…


Hotel The Library Koh Samui

Estatua símbolo del hotel
En el Día del Libro, nos vamos de viaje, y uno de los placeres de los viajes son los hoteles. Perseguimos los que tengan la mejor relación calidad-precio, las mejores instalaciones, los mejores servicios,  pero, ¿y si además cuentan con una buena biblioteca?

El placer de leer en los privilegiados hoteles que recoge un artículo publicado en el portal de viajes de El Mundo, se convierte casi en otro objetivo del propio viaje.

La piscina rojo sangre del hotel






En el listado que aparece en Ocho leguas, se describen idílicos alojamientos en Turquía, fastuosos palacios en la India, maravillosos enclaves en Capri, etc... Todos ellos con la peculiaridad de ofrecer un espacio privilegiado para la lectura de sus huéspedes. 

Pero de entre todos, nos llama especialmente la atención el Hotel The Library Koh Samui en Tailandia. El por qué es fácil de imaginar, un hotel cuyo nombre ya advierte de que todo en él, gira alrededor de una biblioteca, es toda una promesa de viajes interiores que acompañarán al viaje físico.

Puro diseño al borde del mar, con la mayor biblioteca playera del mundo, y una piscina extravagantemente roja. Ni el hotel Chelsea de Nueva York, ni el Nacional de La Habana, ni el Ritz de Madrid, ni el motel Bates de Psicosis, nos podrían asegurar tantas emociones como promete este hotel bibliotecario.

Un destino perfecto para cuando nos toque la lotería y podamos tararear aquello de: “yo no quiero trabajar”, del clásico de los Pink Martíni (no por nada incluido en una de las recopilaciones chic del Hôtel Costes), a lo que añadimos: queremos vivir en el Hotel The Library leyendo junto al mar.

2 comentarios:

Mario dijo...

Tuve la posibilidad de estar en un alojamiento en nueva york que pertenecía a los denominados hoteles literarios y a partir de allí siempre me aloje en esa clase de hoteles, que los recomiendo para todos los que nos gusta leer

Anónimo dijo...

Siiiiiiiiii, yo me apunto ya, claro está cuando me toque la lotería, lo malo es que nunca echo.