martes, 27 de marzo de 2012

Padres e hijos

Fotografía de Mary Ellen Mark para el reportaje
The new Spain (1985)

Desde que en los 50 Elvis sacudiera su pelvis compulsivamente para horror de padres, y deleite de jóvenes: la brecha entre padres e hijos se fue haciendo mayor.

Claro que después llegarían los 70, los 80, y los vaivenes entre padres modernos e hijos conservadores presentaría más fluctuaciones que la Bolsa. Y en esas estábamos, cuando una nueva brecha vuelve a perturbar la armonía intergeneracional, y ésta vez de carácter digital.

Si todos los padres actuales son forzosamente emigrantes digitales: los nativos digitales que ocupan sus sofás y revientan el presupuesto familiar a base de facturas telefónicas, presentan una serie de características que quedan en evidencia en las encuestas llevadas a cabo por la empresa PubTrack sobre padres, hijos y el libro digital.

Parecer ser que lo digital separa, pero también une a padres e hijos. Por un lado, si bien dos tercios de los padres encuestados prefieren que sus hijos lean libros en papel, porque les ayudan a fijar la atención; los niños de 7 a 12 años piensan lo contrario, y optan por el libro digital por ser más divertido y guay. En cambio, existe una clara tendencia a compartir dispositivos y tecnología en las familias, y eso lleva a que el gesto imitativo (esencial para formar buenos lectores) de los hijos hacia los padres, se fomente de cara a la lectura cuando un padre opta por iniciarse en la lectura digital.


Curiosidades y tendencias, que en cambio no presentan muchas sorpresas cuando se habla de adolescentes. El libro digital deja fríos a los jóvenes entre 13 y 17 años frente al boom de las redes sociales; cosa por otro lado lógica, porque lo que les deja fríos en general es la lectura sea en el soporte que sea. Eso sí dentro del porcentaje de adolescentes que leen, sus gustos siguen siendo tradicionales, la mayoría sigue prefiriendo el libro impreso ante el digital.

Paradojas y datos para la reflexión, y que de alguna forma se relacionan con lo que la prestigiosa psicóloga y socióloga especializada en nuevas tecnologías, Sherry Turkle, dice en este interesantísimo artículo de El País Semanal, del que extraemos estas palabras:

“Cada vez esperamos más de la tecnología y menos de los humanos. Nos sentimos solos, pero nos asusta la intimidad. Estamos conectados constantemente […] Pero aún estamos a tiempo de cambiar esa convivencia con la tecnología. Tenemos que volver a aprender el valor de la soledad”.

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