miércoles, 2 de marzo de 2011

Un buen argumento para Indiana Jones



¿Quién dijo que las bibliotecas no son emocionantes? Quizás uno de los contrapuntos al estereotipo de las bibliotecas como lugares aburridos exentos de glamour, que desde siempre ha propagado el cine; provenga de la típica escena con que se inician muchas cintas de aventuras en las que los protagonistas investigan viejos códices como preámbulo para la búsqueda de tesoros ocultos. Ya se sabe que el cine ha sido el medio más poderoso para alimentar el imaginario colectivo, por ello noticias como la del Código maya de Dresde reafirman la faceta más sugestiva de las bibliotecas, y lógicamente eso nos encanta.

Concretamente ha sido en la Biblioteca Estatal de Sajonia, al este de Alemania, en donde se conserva desde hace 272 años el conocido como Código Maya de Dresde. Según Joachim Rittsteig, matemático alemán que lleva 40 años estudiando el documento, habría conseguido descifrar dicho Código, y descubierto en unos de sus capítulos las indicaciones precisas para localizar un gran tesoro de oro de una cultura desaparecida en las aguas del lago Izabal de Guatemala. 2.156 tablas de oro en las que los mayas habrían grabado sus leyes, y que se encontraban según el Código en la ciudad de Atlan, que gracias a imágenes de radar se ha localizado sumergida en las aguas del lago.

El investigador ha iniciado la búsqueda de patrocinadores para su expedición a Guatemala, y ha asegurado que el valor del oro de las tablas asciende actualmente a 211 millones de euros. Confiemos en que el final de la aventura concluya con un happy end.

Para nosotros, en todo caso es un buen comienzo para animar a nuestro público a seguir descubriendo los tesoros que ofrecemos las bibliotecas.


Más información en el artículo de La Vanguardia

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